Este matemático rechazó ser multimillonario porque el dinero no está entre sus prioridades.

Todo el mundo sabe que Google es una de las empresas más exitosas y conocidas del mundo moderno. En la actualidad, cúando alguien necesita cualquier información sobre cualquier cosa que se le ocurra, acude a Google.

Sin embargo, esta famosa compañía fundanda en 1998 le debe gran parte de su éxito a un solo concepto: Un algoritmo de búsqueda que se convirtió en el motor de posicionamiento más sofisticado y útil del universo de Internet.

El nacimiento de Google

Hace ya dos décadas, en 1997 (un año antes de la creación de Google) un joven estudiante de matemáticas italiano, llamado Massimo Marchiori, dió una conferencia en la World Wide Web Conference, en Santa Clara (California), donde presentó al público un nuevo algorítmo que permitiría a los buscadores ser mucho más eficaces.

Sentados entre ese público, se encontraban los futuros creadores de Google: Larry Page y su compañero Sergey Brin. Cúando el joven matématico termino la conferencia, Larry Page se le acercó y su respuesta fue muy clara: “Una gran idea, en cuanto vuelva a Stanford crearé un motor de búsqueda a gran escala”. Dicho y hecho, un año después nació Google.

Massimo Marchiori es un nombre que suena totalmente desconocido para la mayoría de la gente, y sin embargo, todos los que lleguen a cualquier página desde Google, se lo deben a él. Fue su cabeza la que construyó el algoritmo que llevó a Google a ser una de las empresas tecnológicas más poderosas del mundo. Y, lo más curioso, es que él mismo cedió su idea para que otros la desarrollaran. Este matémático rechazó la oportunidad de ser millonario porque, para él, el dinero no es una prioridad.

La evolución de los motores de búsqueda.

Este famoso algorítmo marcó un antes y un despúes en los buscadores de Internet y en el posicionamiento de las webs. La primera generación de motores de búsqueda era muy simple, ya que solo daban resultados de páginas que contuviesen la misma palabra que se buscaba.

Sin embargo, los motores de búsqueda de segunda generación son páginas vinculadas entre ellas, y su posicionamiento depende de varios valores como la calidad de sus contenidos o el interés que generan en la comunidad de usuarios de Internet

Para Massimo Marchiori, la tercera generación de buscadores sería aquella que se librase de “la cajita donde insertamos las palabras que buscamos” y nos hablase directamente a nosotros, según él, para que un buscador sepa que es lo que queremos, primero tiene que exisitir un diálogo. No obstante, aún existen dificultades técnicas y económicas para conseguir que un buscador pueda hablar con el usuario.

Finalmente, podemos comprobar que muchos de los mayores avances tecnológicos no siempre provienen de empresas multimillonarias con prioridades monetarias, sino que vienen de verdaderos genios.

Fuente: Gmedia